lunes, septiembre 28, 2009

Detenidas con hijos en cárceles españolas


Ciento sesenta y cuatro mujeres acompañadas de sus hijos de hasta tres años están detenidas en la cárcel de Tenerife II, islas Canarias, España, en situación que colisiona con lo que postula la Dirección General de Instituciones Penitenciarias de ese país, es decir que convivan separadas del resto de la población penal femenina.

Por el contrario, estas mujeres están recluidas acompañadas de sus hijos en alojamiento común con el resto de las presas, por lo que los chicos de tan delicada edad conviven no sólo con sus madres sino con todas las internas. Exactamente lo contrario de lo que representa un penitenciarismo bien entendido.

La Dirección General de Instituciones Penitenciarias pretende, aunque no lo logra, que los menores puedan estar con sus madres en sectores separados del resto de las presas y dice que “está buscando” en las islas Canarias un lugar para habilitar una “unidad de madres” destinado a este delicado segmento de la población penal femenina.

La situación del sistema español en esta problemática, es peor que la del Servicio Penitenciario Federal en Argentina, donde podría decirse que la Unidad 31, “Centro Federal de Detención de Mujeres Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás” de Ezeiza, es modelo en el género con sus “plantas de madres” que alojan a las detenidas acompañadas de sus hijos como en ningún otro lugar de latinoamérica y el Caribe que sea conocido.

En Argentina, la ley de Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad Nº 24.660, contempla que los menores pueden convivir con sus madres en recintos penitenciarios hasta los cuatro años, lo que es motivo de renovada polémica planteada por quienes sostienen que incluso antes de esa edad los niños absorben indeseablemente los códigos de vida que subyacen dentro de las prisiones.

Sin sectores para madres diferenciados, las autoridades penitenciarias explican que en Tenerife II, al ingreso de una embarazada o una madre con hijos menores de 3 años, se le hace saber que la cárcel “no es un lugar adecuado para que crezcan niños” y se le plantean alternativas como buscar algún familiar que se haga cargo de la criatura mientras la madre permanezca detenida.

Como muy pequeño paliativo, los pequeños que viven dentro de la prisión muchas veces tienen suerte de que se ocupe de ellos el voluntariado de la pastoral penitenciaria, que se ocupa de retirarlos en días festivos para su esparcimiento en la vida libre.

Paralelamente, en un convenio con la Cruz Roja, el sistema penitenciario español busca la atención y contención de los chicos cuyas madres ya se encuentran en etapas de salidas transitorias y libertad condicional.

Si bien está previsto que en estos días se habilite un nuevo centro de inserción social para detenidos con salidas transitorias y libertad condicional en las instalaciones de Tenerife I, tampoco aquí está previsto acoger a las detenidas madres con sus bebés.
Foto: fachada de la cárcel de Tetnerife II en islas Canarias