lunes, julio 28, 2008

Ministro Fernández: el respeto a los presos es intocable mientras se jerarquiza al SPF

El ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos argentino, Aníbal Fernández, advirtió a las fuerzas de seguridad que “el respeto por la población carcelaria es intocable” como lineamiento central del trato y tratamiento a los presos, al tiempo que se comprometió a trabajar por “el reconocimiento y rejerarquización del Servicio Penitenciario Federal(SPF).

El su discurso, con tramos categóricos, el ministro apeló a todo su oficio para buscar un equilibrio entre las demandas a las fuerzas de seguridad respecto del trato a los detenidos y el reconocimiento a la labor de las instituciones en una misión de antemano imposible de realizar: el gobierno no puede justificar el pago de más del 60% (sí, más del sesenta por ciento) de los sueldos a los uniformados virtualmente liquidados en negro.

Si bien Fernández se ha comprometido con las fuerzas desde el comienzo de su gestión en diciembre a eliminar el perverso decreto que impone este calamitoso estado de cosas desde hace más de diez años, hasta el momento los hechos no han mostrado cambios. Esta situación, heredada pero no modificada durante los últimos cinco años, impide cualquier buena intención de equilibrar exigencias con reconocimientos. Por otra parte, y no puede obviarse el comentario, este estado de cosas repercute sobre toda la población del país que debe pagar con sus impuestos los miles de juicios que cada año van contra el Estado por esta forma de liquidar los sueldos.

De todas formas Aníbal Fernández, dijo lo que quería decir sin dar lugar a malas interpretaciones y para ser escuchado por el auditorio indicado avisó a los jefes de la Gendarmería Nacional, Prefectura Naval y Policía Federal -las fuerzas argentinas con poder de policía para detener personas- que debían estar presentes en el acto central de celebración del “Día del Servicio Penitenciario Federal”, la institución que gestiona las cárceles nacionales argentinas.

Con esos oídos el funcionario recalcó que los dos objetivos principales de su gestión exigen a las fuerzas policiales y penitenciarias “el respeto por la población carcelaria en el que no hay resquicio para volver atrás y la rejerarquización del Servicio Penitenciario Federal”.

Fernández se preocupó por ser reiterativo al señalar que “el respeto a la persona debe ser intocable; vuelvo a repetir es intocable; ninguna de las fuerzas de seguridad ni el Servicio Penitenciario, podrá pasar por alto esta sentencia” referida al trato de detenidos. “No es una concesión que las fuerzas le hacen a la comunidad; es intrínseco a las fuerzas el respeto al ser humano, al prójimo, que debemos comprender y aprender todos los días” enfatizó Fernández.

Mejorar al SPF
Por otra parte, y en la búsqueda del equilibrio retórico antes citado “una de las responsabilidades que nos hemos autoimpuesto es la de poner en el mejor nivel, jerarquizar, al Servicio Penitenciario, para que esté a la altura de las fuerzas de seguridad que conforman este ministerio.

El funcionario opinó que “quizá la falta de propuestas, de interés, la anomia, la desidia, el desconocimiento, han hecho que no se haya prestado la debida atención para llevar” a la institución al nivel de funcionamiento que se pretende.

Anticipó que “para eso hay que tomar muchas medidas; muchas decisiones que permitan que se aporten elementos modernos, responsables, que separen al personal del interno, que garanticen que las cosas funcionen como corresponde. Una de estas frases, donde dijo que entre las medidas a tomar están las “que separen al personal del interno” encierra un dato que conmovió al ministro de Justicia y Seguridad cuando recorrió al Complejo Penitenciario Federal 1 de Ezeiza, habilitado hace diez años: la falta de seguridad que sufre el personal por las carencias técnicas y en otros casos la falta de presupuesto para mantenimiento, que afectan al bagaje técnico del que se dotó a ese gigantesco complejo de detención.

Advirtió que “la población carcelaria privada de la libertad, no está privada de sus derechos y nosotros trabajamos para que esos derechos se puedan ejercer, todos ellos”, tras lo que detalló las acciones emprendidas para aumentar la atención de la salud de los internos, su educación y las posibilidades de trabajo carcelario.

Al continuar con su alocución Fernández señaló que “la rejerarquización del Servicio Penitenciario, es un deber que nos hemos impuesto todos y espero que cada uno de ustedes aporten para que todo eso se cumpla; cuando se cumpla es porque nuestros profesionales estarán preparados al mejor nivel, los sistemas funcionando al mejor nivel, los elementos técnicos necesarios -provistos- y la población carcelaria ejerciendo todos sus derechos” repitió el funcionario.

Al atender la situación del SPF el ministro afirmó que “está en marcha la compra de uniformes; el cambio de reglamento; se sancionó un nuevo llamado a la junta de calificaciones para igualarla a la de todas las fuerzas; está en marcha la solución de los conflictos técnicos en cada uno de los establecimientos; el desarrollo de software para controles de todo tipo y la capacitación de nuestro personal”.

Luego Fernández suplicó que en las próximas ceremonias los minutos de silencio para recordar a los caídos en cumplimiento del deber “sea solamente por el pasado; sólo por aquellos que les ha tocado perder la vida en el pasado. Ojalá, ruego a Dios que así sea y ojalá podamos conquistar eso” dijo.

Finalmente el titular de la cartera de Justicia reafirmó sus dichos al señalar que “nuestra política carcelaria deberá ser reconocida como tal, deberá ser respetada como tal y nunca más tiene que haber un dedo índice sobre ella”.

Excelente esta síntesis final de Aníbal Fernández, que deberá preocuparse por no pocas cosas para jerarquizar la actividad penitenciaria nacional con ese alcance deseable. Por ahora eso se espera.

Foto "Noticias Penitenciarias": el director nacional del SPF, Alejandro Marambio, entrega el premio “Dirección Nacional del Servicio Penitenciario Federal” al ayudante de tercera Maximiliano de la Rosa, de la Unidad 28 -alcaidía del Palacio de Tribunales-, por su acto de arrojo con el que evitó el intento de suicidio de un detenido.