lunes, diciembre 29, 2008

Falta de personal en cárceles de USA: vamos por estudiantes en pasantías

Los directores de algunos centros correccionales de los Estados Unidos están “desesperados” por contratar recursos humanos para cubrir cargos de agentes carcelarios, ya que “muchas veces es difícil encontrar personal” dispuesto a realizar este trabajo y “la rotación –número de renuncias- es alta” conceden las autoridades penitenciarias de distintos distritos norteamericanos.

"Los carceleros probablemente tienen que lidiar con una imagen difícil", dijo Joe Coffee, director ejecutivo de la Sociedad Nacional de Carreras en Derecho, Seguridad Pública, Correccionales y Seguridad, de los Estados Unidos.

Tal vez por esto los jóvenes estadounidenses no se dejan seducir por el seguro social y un salario de más de 15 dólares por hora, muy buen sueldo en cualquier país de centro y Sudamérica, y desdeñan un trabajo penitenciario.

Vayamos por estudiantes
Entre otras cosas por lo anterior, la cárcel de Irving, del distrito homónimo vecino a Dallas, en el estado norteamericano de Texas, puso en marcha en setiembre último un programa de pasantía para los estudiantes de preparatoria universitaria, que les permite cumplir con la exigencia curricular al tiempo que realizan tareas carcelarias donde existe falta de personal.

A nivel nacional tales programas son inusuales, principalmente por razones de seguridad al tener a los estudiantes cercanos a los presos, señaló Coffee. Para preservarlos, los pasantes en Irving no tienen contacto físico directo con los reclusos y en todo momento están bajo la supervisión de un oficial experimentado.

Como estudiantes universitarios realizan tareas de vigilancia de sectores de la cárcel a través de pantallas de televisión por circuito cerrado y labores administrativas como registrar a los nuevos internos, papeleo, ingresar correo y encomiendas, atender a la visita de familiares, recibir dinero de fianzas, abrir y cerrar puertas y contestar preguntas de los reclusos.

Los estudiantes, generalmente orientados a carreras de justicia penal, cumplen con la pasantía exigida por las universidades y no perciben ninguna remuneración. Trabajan en la cárcel de dos a tres días por semana, dependiendo de los horarios de su escuela, ocupando vacantes de agentes carcelarios que comúnmente deben cumplir con los requisitos de selección para ganar, inicialmente, 15.39 dólares la hora, es decir unos 53 pesos argentinos.

Opiniones
El profesor de justicia penal de la academia penitenciaria del lugar, Justin Harper, quien trabajó en una cárcel antes de ser agente de policía, dijo que esta experiencia es valiosa. Y espera poder ampliar el programa el próximo año para que los estudiantes hagan sus prácticas también como alertas de emergencias penitenciarias.

"Dicen que no tenían idea de las locuras que hace la gente cuando ingresa a la cárcel", dijo Harper. "Yo diría que -el programa de pasantía- es una experiencia que les cambia la vida, porque aún si no siguen trabajando en la cárcel, esto les sirve de guía y comienzo si quieren seguir en justicia penal".

Los distritos escolares de Irving y Burleson están impartiendo parte del currículum que se utiliza para la capacitación de los oficiales penitenciarios en Texas, explicó Michael Upshaw, director de capacitación correccional del Departamento de Justicia Penal de Texas.

No obstante, dejó claro que el programa de pasantía no es una iniciativa del sistema penitenciario estatal. "No digo que sea una mala idea que trabajen en las cárceles, pero es un riesgo que yo creo que no debe asumir nuestra organización", dijo.

"Tenemos criminales muy peligrosos allá adentro, y no quiero correr el riesgo de que un muchacho resulte lastimado por uno de esos sujetos" advirtió Upshaw con énfasis.

Casos
Sesilie Rico, de 17 años, contesta llamadas en la cárcel de Irving, como parte de su pasantía en ese centro carcelario. Dice que sus padres al principio "estaban aterrados" de que su única hija trabajara en la cárcel. "Yo misma estaba nerviosa porque nunca había visitado una cárcel"; luego la conocí y me pareció un buen ambiente" afirmó.

Maclovio Martínez, de 18 años, está ocupado en una garita de control de un pabellón de alojamiento del penal. "¿Qué necesitas?", preguntó, al responder al pedido de un interno a través de un intercomunicador. "¿Puede cambiar de canal, al 23?", preguntó el reo. Maclovio, quiere ser agente de policía o ingeniero algún día. "Al principio, a mi mamá no le gustó la idea de que trabajara aquí; pensó que terminaría lastimado. Pero me dejó".

Desde la caseta de vigilancia puede ver a otros presos en sus celdas. Con sólo tocar una pantalla, el estudiante puede abrir y cerrar todas las puertas del sector. El nuevo agente dice que sólo ha visto un incidente serio, cuando un recluso se negó a ser encerrado en una celda y varios oficiales corrieron a someterlo. “Esperaba ver más acción” en una cárcel, reveló.

Maclovio y los otros estudiantes visten un uniforme de botas negras, pantalones de trabajo azul marino y una camisa de cuello azul con una insignia que refiere el nombre de su escuela, The Academy of Irving ISD.

La supervisora de centros de detención de Irving, Kristin Spivey, dijo que las autoridades carcelarias quieren tener una buena relación con el distrito escolar. "Como madre, sé que si mi hijo quisiera hacer prácticas en una cárcel me preocuparía", dijo. "Así que hicimos un evento abierto al público y les ofrecimos un recorrido por toda la cárcel".

Ricardo Ordaz, de 17 años, está sentado detrás de un escritorio ingresando datos de internos recién llegados. "Mi familia está orgullosa de mí; mis amigos no me creen", dijo el adolescente, quien quiere ser agente de policía. "Es emocionante".

Foto: un locutorio del penal de Irving, Texas.