lunes, abril 30, 2007

Marcha atrás oficial: ahora inseguridad no es por la pobreza sino por el crecimiento

“Hay más vida económica y hay también más actos de delincuencia” sostuvo unas horas atrás el gobernador de Buenos Aires, Felipe Solá, al referirse a la emergencia que se vive porque su gobierno y el de la Nación no pueden contener la inseguridad ni obstaculizar su crecimiento.

El mandatario admitió que "hay más actos de delincuencia" actualmente y vinculó esa realidad con el crecimiento económico que experimenta el país: "hoy la situación es distinta, hay más que robar" que durante la crisis de 2001 apuntó.

Patético en su mensaje al girarlo ciento ochenta grados, Solá insistió seguidamente que el "crecimiento revela problemas", por lo cual "hay más pasto para la delincuencia, más oferta para delinquir". "Hay más movimiento de mercadería, de plata" agregó, para atragantar un poco más a los especialistas en la problemática.

Es que en un minuto el gobernador se las arregló para dar vuelta la filosofía que guió su política de inseguridad al reconocer -cuatro años le llevó- que ser pobre no es sinónimo de marginal. Que la pobreza no es sinónimo de delincuencia, como sostuvo hasta ahora el mensaje oficial aunque con floreo verbal para suavizar la fuerza de las palabras.

Hasta la semana pasada el gobernador, solidario a full con los pensamientos nacionales como no puede ser de otra manera para funcionar con presupuesto, no se había cansado de sentenciar que el problema social, la pobreza, era el factor principal del aumento de los delitos. De asegurar que ser pobre era una especie de pasaporte a la delincuencia.

Nunca lo fue. La gran mayoría de la gente pobre, no es delincuente. La gran mayoría de los pobres no roba. Por el contrario hoy sufre a los delincuentes y patoteros porque no tienen quien los defienda de ellos. Como lo define abajo quien trata a diario con la delincuencia, el juez de Garantías de La Plata, César Melazo.

La suya, y la de la mayoría de los que conocen el barro aunque no sean especialistas, dan una fotografía actual sobre la baja incidencia de la pobreza de millones de argentinos en la inseguridad: sólo tiene un microsegmento -65 mil reclusos en todo el país-en las cárceles, donde la gran mayoría de los presos llegan desde las villas y barrios carecientes.

Sin embargo oficialmente se ha entretenido y todavía hay dirigentes que, sin ponerse colorados, seguirán entreteniendo mientras se pueda a la gente, para sembrar dudas sobre los pobres por la delincuencia.

Un agobiado Solá ha concedido que el mensaje oficial destinado a entretener a la gente con premisas falsas ya no alcanza para limitar el descontento social.

Después de años, el mensaje político de turno debe conceder que ser pobre no es un salvoconducto hacia la delincuencia. Ya no se encuentran argumentos para justificar la escalada de inseguridad que agobia a los centros más poblados del país.

Críticas
Ante la inesperada renovación del mensaje de Solá, sobre la que el gobierno nacional hizo silencio, el juez de Garantías de la capital bonaerense, César Melazo, contradijo al gobernador con un baldazo de realidad al precisar que "el delito va variando de acuerdo a dónde hay plata, pero el que es ladrón es ladrón".

El magistrado también aclaró que "siguen siendo muy superiores los hechos delictivos entre los pobres; hay más robos de bicicletas que asaltos a bancos o robos a countries" Y reiteró que "la calle está fácil para robar", a pesar de que "hace años se está tratando de poner fin a esto pero todavía no se dio con la tecla para acabar con la inseguridad", sentenció.

Por su parte el dirigente Ricardo López Murphy cuestionó la falta de un "argumento sólido" del gobernador bonaerense Felipe Solá frente al crecimiento del delito y reclamó la aplicación de medidas directas para enfrentar la delincuencia: "el tratamiento de la inseguridad, en principio, tiene que incluir que “el que las hace las paga'", manifestó el ex funcionario y titular de Recrear.

A su vez el candidato a la primera magistratura de la provincia de Buenos Aires, Francisco De Narváez aseguró que "las explicaciones -de Solá- son absurdas y ridículas" y consideró que actualmente "la policía bonaerense está desmadrada", hay "carencia de recursos" y "la gente se siente desprotegida" dijo.

Por su parte, el ingeniero Juan Carlos Blumberg, quien perdió a su hijo en un secuestro extorsivo y encaró a partir de eso una cruzada contra la inseguridad, sostuvo que "siempre escuchamos pavadas lamentables, son una estupidez” tanto del gobernador “como de la persona puesta por él al frente del Ministerio de "inseguridad” ironizó, en referencia al ministro de Seguridad provincial, León Arslanián.