lunes, junio 02, 2008

Indemnizan con 150 mil dólares a guardiacárcel que fue rehén en sangriento motín

La provincia de Córdoba, en el centro de la Argentina, pagará 150 mil dólares de indemnización más honorarios a un guardiacárcel del penal de San Martín, por las secuelas físicas y psicológicas que le dejó ser tomado de rehén por los presos durante un sangriento motín acontecido en febrero de 2005.

Un fallo de la Cámara 4º del Trabajo de Córdoba dio por probado que el agente penitenciario “padece sobresaltos, pesadillas, descomposturas, cefaleas y angustia, entre otros trastornos”, como secuela del trato que sufrió por parte de los detenidos que lo redujeron.

El demandante reclamó una indemnización por daño moral y lucro cesante, al haber sufrido "inimaginables torturas físicas y terribles tormentos psíquicos y morales, durante dos días" según el fallo. El guardia argumentó que mientras fue rehén recibió "patadas, golpes, especialmente en la cara y en los genitales" y que "lo hicieron agachar para procurar introducirle un palo en el ano, o tratar de violarlo", precisó al tribunal.

En el juicio testimoniaron personal penitenciario, médicos y especialistas que trataron a los afectados por la revuelta carcelaria, lo que fue tomado en cuenta por los jueces para considerar válido el reclamo del guardia y atribuir la responsabilidad al Estado como su empleador.

El resarcimiento para el demandante se fijó la semana pasada en 476.771,10 pesos, a lo que debe sumarse 85 mil pesos en pago de honorarios. Este es el primer caso de demanda contra el Estado cordobés que termina con sentencia, ya que otras acciones similares se arreglaron por acuerdos en la etapa de conciliación.

En el juicio por el sangriento motín concluido en febrero, donde se juzgó a 59 presos, la Justicia cordobesa condenó a penas de entre 12 y 16 años de prisión a los cabecillas de la revuelta.

El 10 de febrero de 2005 los presos coparon el penal del barrio San Martín, en la capital de Córdoba, aprovechando una pelea entre los alojados en dos pabellones. Los reclusos coparon varios sectores de la unidad penitenciaria incluida la sala de armas, donde tomaron fusiles, ametralladoras automáticas MK3 y pistolas 9 milímetros, que sumaron a las “facas” y púas de fabricación “tumbera”.

El entonces director de la cárcel, Daniel Corso, intentó interceder y también fue sumado como rehén, al igual que el vicedirector, Francisco Toledo. Ambos funcionarios fueron liberados después de 23 horas de cautiverio.

El saldo del motín fue trágico: hubo ocho muertos, dos guardias de la cárcel, un policía y cinco reclusos.