La nueva vida en máxima seguridad de jerarcas narcos extraditados a EE.UU
Las cárceles de los Estados Unidos con régimen de “tolerancia cero” abren sus rejas en estos días para recibir a los jerarcas del narcotráfico extraditados de México.
La penitenciaría de Florence, en Illinois, o de El Encierro, la prisión federal norteamericana de mayor seguridad del país, son los establecimientos que esperan a los capos colombianos de la droga para someterlos a alojamiento en solitario bajo un régimen que impide la reunión de dos o más prisioneros aún esposados atrás.
La construcción de las celdas de estas cárceles no permiten que los presos se vean unos a otros y, en caso de castigo que profundiza el aislamiento y les quita la salida de recreación de una hora diaria en patios internos o externos totalmente enrejados, sólo pueden esperar a intercambiar un cambio de miradas con el guardia que a través de la ventanilla de la puerta realiza el recuento en cada cambio de guardia.
Una alternativa a Florence y El Encierro, es la prisión de Lompoc, California, el estado norteamericano gobernado actualmente por el actor Arnold Schwarzenegger, con la mayor población penal de todo el mundo occidental según afirman los que dicen saber.
Lompoc, como establecimiento de máxima seguridad, dispone de muros fortificados, alambradas dobles y triples, celdas múltiples e individuales con puertas de doble panel de acero y la más alta proporción de personal penitenciario en relación al número de presos para un estricto manejo del movimiento de los internos. Con un dato más: a pesar de todo, Lompoc registra el récord de incidentes violentos entre su población penal destinada allí precisamente por sus características violentas.
“Las condiciones de alojamiento y el trato a los prisioneros no se consideran castigos sino medidas administrativas”, se adelantan a explicar las autoridades a cargo del funcionamiento de estos penales, incluyendo dentro de estos parámetros a algunas prisiones de alta seguridad que admiten el uso de perros agresivos sin bozal para intimidar a los internos.
Esta vida en las cárceles “supermax” de Estados Unidos es la que espera a los capos extraditados de los cárteles de Colombia de la droga, que fueron detenidos en México.
Hasta ahora el listado de presos que se trasladarán a Estados Unidos son Osiel Cárdenas Guillén, del cártel del Golfo, quien será procesado en Texas, mientras Héctor El Güero Palma, lo será en California. También aquí, en la ciudad de San Diego, comparecerán los hermanos Ismael y Gilberto Higuera Guerrero, José Alberto Márquez y Uncle Gil, del cártel de Tijuana. Gilberto Salinas será enjuiciado en Nueva York. Además los hermanos Alicia y Efraín González Cisneros y Gracielo Gardea serán enjuiciados en las cortes federales texanas, mientras Miguel Ángel Arriola y Saúl Saucedo, serán sometidos a proceso en Colorado.
Luis de Barreda, ex titular de la Comisión de Derechos Humanos del distrito federal mexicano y observador de cárceles extranjeras resumió la nueva vida que deben aguardar los extraditados. Allá -en Estados Unidos-, la ideología penal es una: tolerancia cero”.
“Allá sí hay prisiones de alta seguridad; aquí, en México, eso es utopía, por eso se fugan los delincuentes”, sostuvo por su parte Jorge Chabat, investigador de asuntos internacionales en el Centro de Investigación y Docencia Económica del país azteca.
Chabat, también presidente del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad agrega acerca de las cárceles norteamericanas que esperan a los narcos extraditados: “allá desaparecerán todas las comodidades a las que están acostumbrados los delincuentes de alta peligrosidad, empezando por la cadena perpetua. No fue gratuito el recrudecimiento de la violencia en Colombia en la época de las extradiciones”… “Aquí los reclusos podían ser visitados por familiares y amigos, allá esa libertad es muy limitada. Hay cárceles donde están todo el tiempo en su celda y sólo tienen una hora para hacer ejercicio o tomar el sol; cuando son visitados por sus abogados deben salir con grilletes o esposas”, completa.
Las declaraciones fueron recogidas por el periodista Daniel Blancas Madrigal para el portal mexicano www.cronica.com.mx, que asimismo editó la fotografía que ilustra esta entrega.
Dato
Sobre la gestación de los regímenes de máxima seguridad en Estados Unidos, y la aprobación oficial de sus métodos, una versión corriente en los ámbitos carcelarios norteamericanos indica que el 22 de octubre de 1983, en la prisión de alta seguridad de Marion: dos reclusos que estaban esposados mataron a sus guardias en episodios separados. En el primer caso el preso, esposado adelante, introdujo sus manos dentro de la celda de un compañero quien, mediante una llave robada, lo liberó y dio un cuchillo con el que el primero dio una media vuelta y mató al custodio. Horas más tarde, otro preso usó la misma táctica para ultimar a su guardia.
Según esta versión, partir de ese día se habrían pensado y dispuesto las medidas especiales de máxima seguridad en norteamerica, actualmente conocidas en los ámbitos penales y penitenciarios de ese país como “Unidades de Control”.
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