lunes, abril 24, 2006

Gobierno de Bolivia admite que cárceles son "una cloaca"; denuncian que alojan menores de seis años


El director general de Régimen Penitenciario de Bolivia, Ramiro Llanos, admitió públicamente que "las cárceles eran y son un basurero, una cloaca y corralitos” para lo que el gobierno “no tiene solución”, al tiempo que el Defensor del Pueblo agregó dramatismo al tema al denunciar que dos de cada diez encarcelados son niños de hasta seis años, seguramente indigentes sin hogar.

Con esta patética envoltura de olvido de las cárceles, generalizada en Latinoamérica, una violenta pelea entre presos en el más grande de los penales bolivianos, Palmasola, dejó como saldo a cinco muertos con armas cortopunzantes –facas-.

El Defensor del Pueblo de Bolivia, Waldo Albarracín, denunció el 12 de abril que “dos de cada diez personas recluidas en las cárceles del país son niños y niñas y lamentó que “no existan políticas para solucionar este drama”. En la presentación Albarracín precisó que 1.436 niños y niñas de entre 0 y 6 años, el 18% de total de 7 mil encarcelados, viven en los 54 centros penitenciarios y nueve comisarías” bolivianas.

Las informaciones no precisan el motivo por los que menores de hasta seis años, sin capacidad para delinquir, son alojados en los establecimientos de detención por lo que debe presumirse que se trata de niños abandonados. Lo mismo debería hacerse con su número: los 1.436 citados deben involucrar a menores de todas las edades. Igualmente, el internamiento de una sola de estas criaturas en una cárcel calificada como “cloaca” por las propias autoridades, conmueve por la insensibilidad del sistema.

Según la agencia de noticias local Bolpress, que reprodujo el portal español “Terra”, Albarracín detalló que sólo en La Paz 310 niños conviven con 1.739 internos mientras en el penal de San Pedro viven 200 de los que 105 asisten a las guarderías; en el Centro de Orientación Femenina Obrajes son 95 y 80 van a las guarderías; y en el Centro Penitenciario Femenino de Miraflores hay 15 y asisten 10 a las guarderías “sin módulo correspondiente para bebés ni sala de primeros auxilios y no suficientemente adecuadas para el desarrollo de las actividades de aprendizaje”.

La estremecedora realidad carcelaria en el país del altiplano, desconocida hasta ahora en su auténtica dimensión, se vio recargada la semana pasada cuando en el penal de Palmasola un violento enfrentamiento concluyó con un saldo trágico de cinco muertos –cuatro procesados- en Palmasola, en una disputa entre presos por tomar el control de un sector del penal. Referentes de los bandos enfrentados cruzaron mutuas acusaciones tras la matanza.

El director general Llanos, dijo que el hacinamiento y la falta de un presupuesto son causas de la muerte de los cinco reclusos de Palmasola y sorprendentemente afirmó que “el gobierno –del recientemente elegido presidente Evo Morales- se siente incapaz de solucionar los problemas de infraestructura, seguridad y rehabilitación social”.

Reconoció luego que “los privados de libertad tienen una olla común”, porque “el presupuesto diario de 3,50 bolivianos es insuficiente, pero el Estado no tiene posibilidad de incrementarlo”, para luego caer en el desgastado recurso político latinoamericano de echar las culpas de las calamidades a los gobiernos anteriores.

Con semejante cuadro a todo lo que podrán aspirar los presos bolivianos es que una acción del voluntariado ”fomente la capacitación en el marco de la terapia ocupacional creando micro empresas y ferias artesanales de reclusos”, con lo que se lograrían “óptimos niveles de venta de los productos para solucionar los problemas de carácter económico que tienen los internos de las cárceles” sostuvo, sin ruborizarse, el funcionario carcelario.

Por su parte un informe de la agencia de noticias de Bolivia ABI que reprodujo el diario “El Nuevo Día” de ese país el 14 de abril precisó que “después de realizar una radiografía el gobierno concluyó que el sistema carcelario está en crisis porque los centros penitenciarios no son más que basureros, en el que los encarcelados viven en condiciones infrahumanas”.

A nivel nacional hay 7.310 privados de libertad, de los cuales el 75% no tiene sentencia” puntualizó el diario. “En todas las cárceles comparten los ambientes adultos y jóvenes, sanos y enfermos, imputados y condenados, los peligrosos y no peligrosos, en una promiscuidad y hacinamiento total” agrega el medio periodístico.-

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