Fugó preso en Miami: caen director de prisiones, jefaturas y turnos de guardia
La fuga de un solo preso, utilizando sábanas para descolgarse y ganar la calle, derivó cuatro meses después en el pedido de retiro del director de prisiones de Miami, Charles McRay, la destitución de las autoridades de la cárcel y la disponibilidad de los integrantes del turno de guardia en el día de la evasión. El solitario y audaz evadido fue recapturado seis días después.
La falla del sistema, a pesar de ser burlada por un solo preso, fue sancionada duramente de acuerdo a como funciona en Estados Unidos el sistema y de acuerdo a los resguardos contra la delincuencia que la ciudadanía norteamericana exige a sus autoridades.
El costo de la falla, en términos de exoneración de personal y de exhaustividad en los sumarios que precipitó, dan testimonio de la sensibilidad con la cual la sociedad estadounidense observa la función de la cárcel.
El director de prisiones McRay, que abandonará su cargo el 1º de julio, subrayó que su decisión no había sido forzada por el gobierno de Miami y afirmó que sólo ''es una decisión personal”.
Sin embargo, el anuncio se produce cuatro meses después que la fuga del preso Reynaldo Rapalo del Centro Correccional Turner Guiford Knight, utilizando una soga hecha de sábanas y vestido con ropa de calle, la que precipitó una amplia investigación sobre el sexto sistema correccional estadounidense por su volumen. El Departamento de Rehabilitación y Correccional de Miami aloja alrededor de 7 mil reclusos en seis establecimientos y un centro comunitario correccional.
Firmado por David Ovalle, el gigantesco diario “The Miami Herald” en su edición del 5 de abril, recogió las declaraciones de McRay que formaron parte de un vasto informe periodístico sobre la crisis que produjo en el sistema carcelario de la región la fuga del preso condenado por violación en serie.
En medio de imputaciones de “desatención” del sistema carcelario formuladas a las autoridades políticas de Miami, el director de prisiones dejará su cargo cuestionado por sostener a jefaturas penitenciarias despreocupadas de “la baja moral, pobre entrenamiento, débil supervisión interna, tensión racial entre los agentes, falta de fondos y de personal” detalla The Miami Herald”. McRay, alcanzó la dirección del Departamento Correccional tras iniciar su carrera como simple oficial de una cárcel de Miami.
Paralelamente varios niveles de funcionarios carcelarios fueron destituidos y los agentes de guardia durante la fuga de Rapalo fueron puestos en disponibilidad mientras se completan las investigaciones sumarias.
Tras la evasión la policía y bomberos informaron que los edificios de las cárceles son “anticuados, el entrenamiento de los agentes pobre y la seguridad endeble” agrega el diario.
En su defensa el director de prisiones saliente argumentó en la entrevista el problema de financiamiento de la estructura penitenciaria. El sistema, con una planta de 2.400 agentes, cuenta con un presupuesto de $241 millones de dólares.
Tratando que no se repita un episodio similar el Departamento Correccional inició cursos de entrenamiento para los agentes destinados a hacerles advertir cuáles fueron las normas de seguridad que el preso logro superar.
Asimismo nuevos reglamentos obligarán desde mayo a que los detenidos tengan uniformes más livianos, en las celdas no podrán acumular vestimenta que puedan facilitar las fugas y ya se implementó un nuevo sistema de conteo de sábanas en las prisiones del estado
Otra visión
A pesar de las críticas Peter Newman, un sargento correccional en actividad, sostuvo que la salida de McRay no va a resolver los problemas de las cárceles: ''es un departamento carente de recursos; cualquiera que pongan al frente, si no le dan los recursos para hacer el trabajo, estará condenado al fracaso'' manifestó.
Corey Barney, presidente de la Organización de Empleados de Correccionales, pidió un reemplazante ajeno al sistema penitenciario de Miami, luego de señalar que no se debía considerar a directivos de las cárceles del condado “porque durante demasiado tiempo habían sido parte de un sistema en crisis” consideró Barney.
Para sustituir a McRay el administrador del condado de Miami, George Burgués, había recomendado inicialmente a Tom Allison, ex director de prisiones de Alachua y Orange. Sin embargo, no consiguió el apoyo del sindicato, los comisionados y los empleados correccionales, que le endilgaron tener vocación por impedir que los agentes se sindicalicen.-
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