En el primer mundo también pasa: graves cuestionamientos a prisiones francesas
El Observatorio Internacional de Prisiones (OIP) destacó, en un reciente informe sobre las cárceles de Francia, los problemas de superpoblación, hacinamiento, promiscuidad, violencia, degradación de las condiciones sanitarias y un aumento permanente de los suicidios.
“En las prisiones hay un índice de ocupación que puede llegar a un 300% de su capacidad”, revela el informe.
El médico psiquiatra Bernardo Squiavetta, que trabaja en la cárcel de Villepinte, precisa: “Hay suicidios debidos a enfermedades psicóticas que por lo general no han sido detectadas como tales. Una vez pedí la hospitalización de un preso en urgencia y lo rehusaron porque no había lugar. Hay prisioneros que pasan muchos meses sin tener sus gafas. El estado de los dientes de muchos prisioneros es deplorable. Hay personas con sífilis, con parásitos intestinales, con sarna, con piojos, y también los hay que llegan a la cárcel en estado psicótico avanzado.”
Frente a la gravedad de estos problemas se estudia en Francia la reforma de la ley Penitenciaria que, insólitamente para un país calificado de avanzada, plantea recién ahora soluciones elementales las que, incluso, ya están instaladas en varias cárceles de países inmaduros como la Argentina.
Entre otras, la implantación de la celda individual, la creación de hospitales psiquiátricos de alta seguridad, acceso al teléfono de los detenidos y la posibilidad de uso del brazalete electrónico como alternativa a la cárcel.
Este proyecto no satisface, sin embargo, a François Bes, del OIP, porque se han dado cinco años de prórroga a la implantación de la celda individual, se incluyen restricciones de derechos fundamentales, como la posibilidad de proceder a exploraciones de cavidades internas, vaginales o rectales si la administración penitenciaria lo considera necesario. También exige como una obligación suministrar ocupación a todos los presos que deseen trabajar.
El filósofo y psicoanalista Miguel Benasayag, militante político en argentina que fue preso y torturado, se doctoró en Francia con el trabajo “Psicopatología de la cárcel”, y al enfocar la cuestión carcelaria gala, en su libro "Utopía y libertad" la califica de lugar de no derecho, donde prima la ley del más fuerte y no se aplican las leyes de la República.
“Lo que está preso detrás de los muros y las rejas es la pobreza y la economía paralela ligada al tráfico de drogas”, dice Benasayag. Como diría Dante: ‘tú que entras aquí abandona toda esperanza’; mientras la cárcel sea eso, es un fracaso para la sociedad”, sostiene el filósofo con experiencia de recluso.
François Bes sostiene a su vez: “sabemos que el índice de reincidencia es mucho más bajo cuando la persona beneficia de un acompañamiento social dentro de la prisión y de una flexibilización de la condena con un seguimiento y una preparación para la reinserción al salir de la cárcel” opina Bes, para la discusión.
Foto: un pabellón de la prisión de "La Santé", también criticada como referente del sistema carcelario francés.
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