miércoles, enero 16, 2008

Autorizan camas con correas "para contener presos violentos" en España

La conducción penitenciaria española dio instrucciones para que, antes de marzo, se habiliten en cada cárcel un mínimo de tres celdas con camas con correas destinadas a contener presos exaltados y “pertinaces en sus actitudes violentas”.

Las camas con correas que inmovilicen a detenidos en trance de riesgo propio y contra terceros es ponderado como el medio de sujeción "más humanitario" recomendado para “casos extremos” por el Comité para la Prevención de la Tortura (CPT) del Consejo de Europa, cuyos enviados visitaron cárceles españolas en septiembre.

La imagen de una persona exaltada que llega a actitudes violentas con los pies y las manos atadas a una cama fijada al piso resulta, naturalmente, estremecedora y asociada a procedimientos psiquiátricos del siglo pasado. En contrapartida, la imagen de un preso conocido por su temperamento violento, que se autolesiona o agrede a otros y que tras el riesgo para el personal carcelario al reducirlo no recobra la serenidad, plantea la necesidad de calmarlo para bien de todos.

Ante esas situaciones contrapuestas la Dirección General de Instituciones Penitenciarias españolas resolvió incorporar a las previsiones de uso de la fuerza por parte de los guardias carcelarios la utilización de camas con correas.

La medida sólo se aplicará a las personas que presenten "una actitud violenta y agresiva, de manera que haya causado o pueda causar daño a sí mismo, a terceras personas, o a los medios materiales e instalaciones de su entorno si no se actúa adecuadamente". También para “quienes se muestren violentos a causa de alguna patología” señalan los fundamentos de la norma.

La decisión resulta un antecedente que se disparará a los sistemas penitenciarios del mundo -los cuales naturalmente incluyen los intereses del personal- para que comiencen a imaginar la llegada, más tarde o más temprano, de un escenario donde a su vez tendrán que resolver si habilitan las camas con correas en sus cárceles y los reglamentos que precisan los alcances del uso de la fuerza pública.

Es lo que ha decidido la titular de Instituciones Penitenciarias de España, Mercedes Gallizo, quien firmó el 20 de diciembre la instrucción 18/2007 sobre elementos de sujeción para incorporar este nuevo y extremo método de contención a lo que determina el artículo 72 del Reglamento Penitenciario del país. Este reglamento autoriza además el uso de la fuerza física personal, el de balas de goma, aerosoles de defensa, esposas y el régimen de castigo con aislamiento.

Otras precisiones
La instrucción de la máxima autoridad penitenciaria insta a los directores de las unidades penales a "acondicionar, al menos, una celda en cada uno de los departamentos de Enfermería, Régimen Cerrado y aislamiento", con una cama "convenientemente equipada que, de ser posible, será articulada y estará anclada al suelo". Esas camas serán dispuestas con "modelos homologados de correas y esposas metálicas o tipo brida o similar de un sólo uso y desechables", precisa la disposición.

Agrega que las celdas deberán estar "bien ventiladas e iluminadas, tener suelo antideslizante o provisto de bandas antideslizantes, sin muebles ni estanterías y con un servicio". La cama se situará en el centro de la habitación, para permitir "que el personal penitenciario pueda acceder sin dificultad a su perímetro".

Las esposas se seguirán utilizando para retener por poco espacio de tiempo a un exaltado, a un preso en un trance violento, y se le quitarán en cuanto se calme. Pero si la sujeción tiene que ser prolongada en el tiempo, entonces se opta por las correas. "Es el método de sujeción que se considera menos dañino y más humano para los internos", afirmó el subdirector general de Tratamiento y Gestión Penitenciaria. Virgilio Valero.

La normativa puntualiza que, en estos casos prolongados, el preso deberá estar acostado boca arriba e inmovilizadas también "las extremidades inferiores para evitar rotaciones del cuerpo hacia la cabeza, lo que puede producir lesiones gravísimas, pudiendo llegar a ser fatales". El retenido será visitado al menos cada hora y una vez más cada cambio de turno de los guardianes.

Además el interno debe ser visitado por el médico del penal, con la finalidad de detectar algún impedimento clínico para que la medida de sujeción continúe o si el caso requiere un abordaje sanitario. "El médico puede dictaminar que el preso está sufriendo, por ejemplo, un brote psicótico, con lo que las condiciones cambiarían", sostuvo el funcionario.

Hasta ahora, y sin que estuviera específicamente previsto por las normas, se reducía a los presos a la inmovilización mediante el uso de esposas atadas a la cama o el “cangrejo”, una barra de hierro que existe en algunos pabellones de alojamiento españoles para reclusos peligrosos. "Pero con una esposa de hierro, si sigue agitado, al final el preso sufre escoriaciones y heridas, se marca", explicó Valero.

El equipo del Comité para la Prevención de la Tortura (CPT) del Consejo de Europa que visitó seis cárceles bajo jurisdicción de Instituciones Penitenciarias y cuatro dependientes de la Generalitat de Cataluña, puso "particular atención en el uso de sujeciones mecánicas en prisión" según un comunicado del propio organismo del 4 de octubre último emitido en Estrasburgo.

Tras la recomendación del CPT de utilizar camas con correas en sustitución de las esposas, la dirección penitenciaria española no esperó que se diluyera el aval y dispuso su uso en el sistema penitenciario español.