sábado, mayo 16, 2009

Cárcel extravagante: aloja familias enteras y es un exótico destino turístico

Con más de mil quinientos presos, más sus invitados, más los turistas que la recorren a diario, la cárcel de San Pedro, en La Paz, es la más grande de Bolivia. Como se verá, también la más extravagante en su género, según la información periodística que se puede obtener.

Efectivamente, unos doscientos detenidos convirtieron la cárcel en su hogar ya que conviven ahí con sus familias sin demasiados obstáculos: se han hecho de espacio para alojar a todo el clan y sus mujeres e hijos pueden entrar y salir de la prisión sin ningún problema. Es decir, esta prisión paceña ha mutado a otro barrio más de la capital boliviana.

Entre los “vecinos” de este muy particular barrio se cuentan, por supuesto, los presos más conocidos del país cuyos nombres, también por supuesto, coinciden con un buen poderío económico.

Por ejemplo el ex prefecto de la provincia de Pando, Leopoldo Fernández, opositor al gobierno quien lo acusa de ser el responsable de la matanza de pobladores en medio de la disputa por la autonomía del distrito hace un año; también el destituido titular de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) Santos Ramírez y hasta los dos detenidos hace un mes por la denuncia de una presunta conspiración contra el presidente Evo Morales.

Pero las particularidades de la cárcel de San Pedro no se agotan con sus zonas barriales, que ha adoptado el predio penal. Ha sido elegida además, como uno de los lugares turísticos más exóticos del mundo.

Y no lo califica así cualquiera, sino por ejemplo la agencia de viajes Lonely Planet que ofrece visitar esta especial cárcel a un costo de 35 dólares, asegurándose conocer la sociedad raramente afincada tras las rejas de San Pedro, consumir la cocaína producida en el lugar y, como frutilla del postre, hasta vivir una noche en una celda.

La explotación turística de la cárcel nació hace diez años. El inglés Thomas McFadden, estuvo encarcelado por tráfico de drogas entre 1996 y 1999. Pero no perdió tiempo durante las largas horas de la condena y aún condenado, pudo crear una singular compañía de viajes que ofrecía recorridos y estancias en el interior de la cárcel. Para mostrar las condiciones de vida de los presos.

La extravagancia del sitio como objetivo turístico trascendió y llegó a los oídos del mochilero australiano Rusty Young, que en 1998 conoció en la cárcel a McFadden. Cuatro años después editaron un libro con las memorias del inglés en la prisión, “Polvo en marcha”, publicado en 2002. La novela llamó la atención de Hollywood y se dice que el libro será llevado al cine en 2010 con la producción de Brad Pitt; la dirección de José Padilha y el protagonista del film, en el papel de McFadden, sería el estadounidense Don Cheaddle.

Semejante exposición logró que, finalmente, las autoridades bolivianas intenten detener la oleada turística sobre la cárcel de San Pedro. También sacar a las mujeres y los hijos de los presos del penal.

Esta última decisión debió ser revocada a poco de regir, dieciocho presos se declararon en huelga de hambre y se anuló la medida. También se intentó recortar el tráfico de drogas detrás de las rejas y eliminar la veta turística que proporciona el penal: la respuesta fue el amotinamiento.

El director de la cárcel, José Cabrera, aseguró que el objetivo de las autoridades es "que los internos entiendan de una vez que este es un centro penitenciario". Por lo relatado antes, el objetivo no será fácil de conseguir.

Por empezar porque la prisión funciona en sectores y aloja a los presos de acuerdo a su poder adquisitivo. Las más lujosas tienen baño privado, cocina y televisión por cable; los presos pobres habitan celdas comunes. Cualquier penitenciario conoce lo difícil que resulta dar marcha atrás con este sistema.

Porque además no es todo. Como es de esperar, los presos se manejan en la prisión con actividades que les procuran dinero: las ganancias por traficar drogas dentro de la cárcel es difícil de estimar, pero es más fácil conocer cuanto ganan los “gerentes” de los locales de venta de alimentos, los de venta de productos de higiene y otras necesidades, la peluquería y el salón de billar por ejemplo. El ex preso McFadden, gracias al éxito de su "empresa turística", consiguió hacerse propietario de una cafetería y un supermercado en el interior del penal.

Foto: vista de uno de los patios de la prisión de San Pedro, que no parece el de una cárcel precisamente.